Hay ecologías humana sanas y las hay tóxicas. Necesitamos de la verdad sobre el agua que tomamos; pero también la verdad sobre la sociedad y la historia, y más aún sobre la integridad de los gobernantes y académicos que pretenden liderarla.
¿De verdad?… es la reacción cuando escuchamos un chisme sabroso, o cuando queremos certeza para decidir sobre algo que nos interesa. Y es que todos nuestros actos quieren lograr algo, y para eso necesitan apoyarse en ‘verdades’. ¿De verdad?… que mi accesorio preferido está de oferta?… que ese hueco sirve un cebiche muy bueno y barato?… que tengo saldo para usar mi tarjeta? Cada día reclama miles de verdades sobre las cuales decido y vivo.
En el elevado universo académico y literario, la ‘verdad’ es otra. La élite intelectual hegemónica, llámese izquierda liberal, ha hecho su fortuna negando que la verdad exista, y afirmando (sic) que toda verdad es relativa, así como la moral y los principios; ridiculizando el afán de certeza y virtud, la pretensión de que existe una naturaleza humana y una moral común. Dicen que la realidad es fluida y se autoconstruye en la siempre inacabada búsqueda de identidad, y que toda afirmación de verdad es violencia de quienes construyen narrativas para obtener o mantener el poder.
Por eso es tragicómico que quienes han vivido del cuento (narrativa) relativista para alcanzar el poder que les permitió copar la CVR (Comisión de la Verdad y la Reconciliación), ahora sí pretendan imponer una narrativa de la Verdad, y de su propia Integridad Moral para reforzar su lectura ideologizada rebautizando el terrorismo como lucha interna y silenciando todo lo que no encaja con su ‘narrativa’. Y es que saben que a los mortales menos ilustrados sí nos importa la Verdad. En estos últimos días, que a los muchos testimonios existentes que contradicen el informe de la CVR, se suman otros más, sabemos que no ha habido reconciliación porque no hubo verdad sobre la cual construirla.
Y es que no podemos esperar Verdad de quienes han hecho profesión de negar y relativizar su existencia. Está de moda ser relativista, pero es una moda de adorno que no sirve para vivir. El ingeniero sabe que si no respeta la verdad de los materiales con que trabaja el puente se cae. Al contador le suman o no las cuentas y cualquier ‘fluidez’ es fraude. Lo cierto para las realidades materiales, también lo es para las humanas, y la verdad sobre nuestra historia reciente es algo que se nos sigue debiendo.