Clima Político y Ecología El Comercio – 17/12/13


Al hablar de ecología y política se suele pensar en cómo proteger el medio ambiente y eso está bien. Pero, no se piensa lo suficiente en cómo la política, las ideologías y el poder afectan nuestra ecología humana, el ambiente en que vivimos.

En una sociedad, las distintas personas, familias y grupos humanos tienen intereses comunes como la calidad de la educación, del aire y del agua; la seguridad de no sufrir violencia ni ser defraudado o ser privado injustamente de lo propio. El conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social se ordena a esos intereses, es decir, al Bien Común. Una pieza clave de éste es que exista un estado de derecho basado en principios de justicia y respetuoso de la dignidad y derechos fundamentales de todo ser humano.

Como las personas también tienen intereses y necesidades particulares, se suelen agrupar para buscar esos intereses. El conjunto de grupos de interés que compiten y se relacionan entre sí de maneras complejas nutre mucho del quehacer político. Generan ideologías, hacen lobby y buscan recurrir a todos los mecanismos de poder para lograr sus objetivos. Habermas dice que las diferencias políticas no se deben resolver simplemente con mayoría de votos sino con debates sensibles a la verdad y Rawls insiste que no se llegue a meras transacciones entre intereses que compiten sino en base a principios de justicia.

Cuando el debate político ignora la verdad, la justicia y el bien común, todo se reduce a luchas de poder o la ley del más fuerte como bien lo predijo Nietzsche. Esta tendencia se acentúa cada vez más, no sólo en nuestro país, sino como fenómeno global. La mentira, manipulación y corrupción se vuelven cotidianos y la política se desacredita ante los ciudadanos. Esto suscita un clima de cinismo y desconfianza. Ya no se espera nada bueno del gobierno.

Curiosamente, el mismo Maquiavelo que afirmó que la política y la moral no tenían ninguna relación, nos abre un camino de solución: “Un retorno a los primeros principios de una república a veces es causada por las simples virtudes de un hombre. Su buen ejemplo tiene una influencia tal que los hombres buenos se esfuerzan por imitarlo, y los malvados se avergüenzan de llevar una vida tan contraria a su ejemplo.” Una vez más, el núcleo de la respuesta es el hombre libre, tú y yo, que escoge el difícil camino de ser un hombre de bien.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


*